Ahimsa, la no violencia

En el siglo 3° A.C. un sabio indio, Patanjali, hizo una síntesis del Yoga que existía en su tiempo y estableció diez preceptos que debe cumplir cualquier practicante de Yoga, válidos hasta el día de hoy.

El primero de ellos, llamado Ahimsa, la no violencia, fue la bandera de lucha que enarboló Mahatma Gandhi y con la cual logró la independencia de India del poderoso imperio británico. Sus protestas fueron siempre pacíficas como la gran marcha de la sal hacia el mar de Arabia. Demostró la fuerza y el poder de la no violencia.

Uno podría pensar que no soy violento, pero basta un pensamiento, un tono de voz fuerte, un gesto, una mala palabra, para que eso ya sea violencia.

La no violencia en Yoga se refiere no sólo a no ser violento con los demás, sino que esta norma es mucho más amplia, implica no ser violento con uno mismo y de lo cual no tenemos conciencia. Por ejemplo, cuando trabajas mucho o nada, cuando comes en exceso o poco, cuando duermes demasiado o solo algunas horas, cuando no cuidas el cuerpo con alimentación adecuada, ejercicio adecuado, descanso adecuado, cuando fumas o bebes en exceso, cuando no atiendes un problema de tu salud y lo postergas, o no sigues el tratamiento etc., en fin, cuando descuidas tu salud física, mental y emocional ejerces violencia en contra tuya.

También es una forma de violencia pasiva contra nosotros y los demás el incumplimiento de las normas sanitarias contra el covid 19 que nos acecha en cualquier parte. El cuidado para no contaminarnos debería partir de uno y no esperar imposiciones que se hacen necesarias, controles que nos molestan porque coartan nuestra libertad.

El aislamiento obligado, el no poder hacer o ir donde uno quiere etc. generan estrés, ansiedad, depresión, mal genio, incluso rabia, etc.

La cuestión es cómo tratarlo, cómo vivir esta etapa y la sabiduría milenaria del Yoga nos dice “aceptación de lo que nos toca vivir”, porque esta actitud disminuye la presión; no se trata de una aceptación derrotista sino que con esperanza, porque en esta existencia todo es transitorio, nada es permanente, esto es ya un consuelo.

Por ahora hay que esperar con los resguardos necesarios para evitar contagiarnos y contaminar a los demás; así estaremos practicando la primera norma de yoga “no violencia”, Ahimsa.

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